Estrategias moleculares para la detección de Virus de Papiloma Humano en el tamizaje del cáncer de cuello uterino

El cáncer cérvico-uterino (CCU) representa un gran problema de salud pública a nivel mundial siendo globalmente el cuarto cáncer más común en mujeres con una mortalidad cercana al 50%. El problema se concentra en los países en desarrollo que no tienen implementados programas efectivos de detección temprana. En Argentina, es el tercer cáncer más frecuente en mujeres. La disponibilidad de nuevas técnicas que emplean estrategias virológicas han permitido demostrar que la infección persistente por virus papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés) de alto riesgo oncogénico está asociada prácticamente a la totalidad de los CCU, así como también al desarrollo de neoplasias extracervicales, tales como los cáncer de vulva, vagina, pene, ano, y cabeza y cuello, en especial los orofaríngeos (cavidad nasal, glándulas salivales, amígdalas, lengua, boca). La infección por HPV es la infección más frecuente del tracto reproductivo y su frecuencia es mayor poco después del inicio de la actividad sexual. En mujeres con citología cervical normal, la positividad para VPH oscila entre 10 y 15%.

El HPV que infecta las mucosas se pueden subdividir en dos grupos con diferente categoría de riesgo de desarrollo de cáncer, los de bajo riesgo (HPV-BR) entre los que se incluyen los genotipos 6, 11, 40, 42, 43, 44, 53, 54, 61, 72, 73 y 81, comúnmente presentes en las lesiones benignas con mínimo riesgo de progresión maligna, y los HPV de alto riesgo (HPV-AR) que abarcan los tipos 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 66 y 68, los cuales, bajo la forma de infección persistente, pueden conducir a la transformación neoplásica